
Dónde comer en Viena
No sé vosotros pero yo siempre incluyo el interés gastronómico al incentivo cultural en todos mis viajes! En este caso me gustaría hacer un pequeño recapitulativo de donde y qué se puede (¡y debe!) probar en Viena si se tiene ocasión. Tendréis que perdonarme pero como abstemia vocacional que soy me contentaré con indicar qué debéis comer y quedáis encargados de acompañar libremente vuestros platos con las cervezas y vinos que deseéis…

Como si ya estuviésemos en el restaurante vamos a empezar por los platos salados y terminaremos por supuesto con un postre que no en vano estamos en una de las mejores ciudades para probar postres deliciosos durante casi todo el día…
Si os dirigís a cualquier restaurante de comida tradicional vienesa siempre podéis empezar con alguna sopa para calentar el ambiente porque la mayoría del tiempo el clima es bastante fresco bajo esas latitudes… A menudo os ofrecerán una “frittatensuppe” que no es otra cosa que un caldo de ternera enriquecido con una suerte de crêpes saladas cortadas a tiras. Con la misma intención de calentar y alimentar no puede faltar otra sopa tradicional (de ternera, pollo…) servida con “knödels“. Son unas bolas generalmente hechas con pan del día anterior y puestas en remojo en leche, se mezclan después con huevo batido, hierbas, queso, trozos de bacon… e incluso pueden servirse como postre en una versión dulce de la que hablaré también: ¡vamos, el plato de pobres por antonomasia! Se les da forma de albóndigas grandes y se añaden a la sopa al momento de servir para darles solo un ligero hervor junto con el caldo. Os he indicado aquí dos de las sopas más populares pero en cualquier restaurante tradicional que visitéis tendréis al menos 3 o 4 propuestas con verduras variadas, de cremas de ajo, de guisantes etc…

Con el estómago ya calentito y preparado para el plato fuerte podemos lanzarnos a buscar el plato principal y vamos a empezar, no puede ser de otra forma, por el plato tradicional vienés : la Wiener Schnitzel. Es un escalope originalmente de ternera muy fino que se maltrata con un martillo de madera especial hasta que quede todo lo fina posible para después pasarla por pan rallado y servirla con una ensalada tibia de patatas. A menudo se oyen desde la cocina los martillazos que da el chef en la cocina! Es el plato vienés por excelencia y, si se sirve de acuerdo con la tradición más pura, la carne debe sobresalir del plato. Este plato es primo hermano de la escalopa milanesa y se dice que llego a Austria de la mano del reverenciado Joseph Radetsky, mariscal del Imperio, que combatió con decisión a los italianos pero trajo a casa uno de sus platos más emblemáticos. Una cosa es echar al enemigo fuera de tus fronteras y otra muy diferente despreciar un buen plato! De todas formas el empanado es muy popular en Viena por lo que podréis comer cocinado de esta forma desde unas costillas de cerdo (Schweinsbraten) hasta trozos de emmental o camembert servidos con ensalada verde o ensalada de col (krautsalat)

Otro de los platos que sirve cualquier restaurante tradicional que se precie es el el Tafelspitz. Además de ser el plato favorito de Francisco José (si, si el de Sissi!) es también uno de los platos más consumidos en Austria y en particular en Viena. Se parece mucho a nuestros cocidos, y es carne de ternera cocida en un caldo de verduras y luego servida en lonchas junto con el caldo reducido y las propias verduras. Tiene el mérito de ser uno de los pocos platos relativamente ligeros que se pueden tomar en la capital así que si queréis dejar descansar un poco el estómago, os lo recomiendo…

Y como los tiempos del Imperio austro-húngaro no están tan lejos no puede faltar un plato que la tradición ya considera como uno más de la gastronomía austríaca pero que es por supuesto de la cercana tierra de Hungría : el Gulash. Quién no conoce este estofado de carne de ternera con cebolla, pimiento, patatas y por supuesto pimentón (paprika), que no puede faltar en ningún plato húngaro. Sin embargo, en Viena se sirve a menudo con Semmelknödel es decir nuestras famosas albóndigas de pan para darle un toque más vienés.

Terminaré hablando de codillos que aunque es un plato más tradicional en Alemania también se encuentra en las cartas de este país. El Stelze, así se llama el susodicho, es generalmente cocido previamente con verduras, caldo… y luego asado antes de servirlo a los comensales. Se sirve entero con varias salsas encima de una bandeja de madera donde el comensal corta el mismo la carne. Suele ir acompañado de la omnipresente ensalada de patatas o incluso con un costillar con salsa parecida a la salsa barbacoa si uno quiere hacer el pleno de carne!

Como podéis observar la cocina austriaca no se caracteriza por ofrecer platos muy ligeros pero sí son sabrosos y abundantes por lo que es más fácil ir recuperándose de la visita de esta gran ciudad. Y no puedo terminar este recapitulativo totalmente subjetivo sin mencionar alguno de los postres más típico de Viena. No os extrañéis si no aparece la emblemática tarta Sächer porque en realidad se considera más como un dulce para tomar con un café o un té a media tarde que como el final de una comida. La mencionaremos en próximos post sobre los cafés de Viena! Pero aún así hablaremos de postres porque no olvidemos que incluso para los franceses, Viena es uno de los lugares faro de la pastelería mundial, os recuerdo que un dulce tan francés como es el croissant es en realidad vienés! ¡Os prometo que sí! Se inventó en Viena para celebrar una victoria sobre los turcos (por ello esa forma de luna creciente tal como aparece en la bandera turca). De hecho en Francia, todos los pasteles hechos con ese tipo de masa fermentada, los croissants, las caracolas, las napoletanas de chocolate (pain au chocolat)…etc… se llaman “viennoiseries” reconociéndoles su origen vienés. Supongo que los franceses duplicaron el contenido de mantequilla, eso sí!
Lo dicho, en este caso voy a hablar de postres más caseros para servir después de las comidas como los Palatschinken, unas crêpes rellenas de mermelada, chocolate, y a veces de una masa de nueces o avellanas, azúcar… y que se pueden servir con salsa de chocolate o helado, muy populares en Viena. Raro es el restaurante que no ofrece 3 o 4 variantes de las mismas!
El Apfelstrudel cuya paternidad se disputan Alemania y Austria y que consiste en una masa finísima rellena de manzana cortada a trozos y aderezada con una cantidad indecente de azúcar y canela y a la que se le añade a menudo uvas pasas o trozos de nueces. Luego se mete al horno y se sirve con una crema parecida a la crema inglesa.
Los Germknödel, de nuevo nuestras albóndigas de pan a las que se le ha añadido azúcar, canela y se han rellenado con mermelada de ciruela y aderezado con mantequilla y una mezcla de semilla de amapola y más azúcar en polvo.

Y qué decir de mi amado Kaiserschmarrn, del que ya comenté algo en mi post sobre Munich, es como saborear el paraíso cucharada a cucharada… Según dicen era el desayuno favorito del emperador Francisco José (Kaiser : emperador y Schmarrn : disparate!) es como una crêpe espesa que se cocina a la sartén a la vez que se parte a trozos y que se mezcla con canela y azúcar hasta que quede cuajada : algo así como una crêpe en modo huevos revueltos!! En Viena no la suelen servir con manzana caramelizada sino que la acompañan de una compota de ciruela roja que le da un toque de acidez que le pega estupendamente.

Y ahora que sabéis todo lo que hay que comer os voy a aconsejar 3 restaurantes donde probar casi todo lo que puede ofrecer la cocina austriaca a precios decentes hasta para un español!
Bettelstudent : muy céntrico y a dos pasos del Stadtpark, es un restaurante muy frecuentado a la vez por estudiantes de la ciudad como por turistas que buscan una comida buena abundante y relativamente barata para el nivel de vida austriaco. Es un restaurante sin pretensiones con buen ambiente y con un reservado especial para no fumadores ya que en Austria todavía se permite fumar en los restaurantes . Salvo las sopas que son realmente para uno, se puede coger perfectamente un plato para dos y quedar saciado. Tienen además algunos platos vegetarianos e incluso veganos lo que permite que cualquier comensal encuentre lo que necesita. No probé toda la carta pero os puedo decir que la crema de ajo estaba muy sabrosa, el Wiener Schnitzel muy correcto y las costillas realmente muy buenas. Un sitio sin pretensiones para comer bien después de un día de caminata por Viena!
Fliglmüller Vollzeite : una institución en la ciudad desde 1905 muy cerca del Hofburg, el palacio-ciudad de los Habsburgo. Cuenta con dos salas, la de origen dentro de un estrecho pasaje y otra a apenas 20 m en la calle principal. Tiene la decoración típica de un restaurante austriaco mucha madera y mucho color verde y los camareros llevan el atuendo de las “brasseries” de toda la vida. Tiene una carta amplía pero allí se va sobre todo para comer Wiener Schnitzel, su especialidad, ya sea de cerdo (más económico) o de ternera. Lo probé y está muy bueno y realmente jugoso lo que no deja de ser meritorio en una carne tan fina. También merece una mención el emmental empanado (empanar, siempre empanar!) servido en una ración enorme, muy bueno también y es un excelente lugar para tomar también un Kaiserschmarrn delicioso con un compota de ciruela para chuparse los dedos. Os recomiendo pediros incluso dos raciones en vez de una para postre pero no sé si soy muy de fiar para el tema de los dulces…
Salm Braü : junto al Belvedere, este restaurante es el paraíso del codillo y de la cerveza. Tiene un pequeño jardín muy agradable para el verano y sirven unos codillos asados de tamaño realmente descomunal. Así que todos los amantes de la carne pueden venir aquí para disfrutar junto con alguna de las cervezas artesanas que sirve el local. Su comedor ofrece unas largas mesas corridas de madera con una decoración donde aquí también prima la madera y los grabados antiguos y su carta tiene una interesante oferta vegetariana para permitir que todos los comensales salgan satisfechos.
Y para terminar quería mencionar un local que no es un restaurante al uso pero que creo merece aparecer aquí por su peculiaridad, es el Palmenhaus. Un precioso edifico de finales del siglo XIX con una gran cúpula de cristal que como su nombre indica (Casa de las palmeras) es un invernadero para plantas tropicales. Situado muy cerca del Hofburg es ahora un café, un bar especializado en cócteles y un restaurante sito en un marco incomparable de palmeras, plantas tropicales… un oasis verde (y cálido!) en plena ciudad. En verano se llena la terraza instalada delante del establecimiento y en invierno sus muros son un refugio de luz y naturaleza en medio del frío. Si queréis tomaros un café con un buen trozo de tarta en un entorno que os haga olvidar el ajetreo la ciudad, no lo dudéis! Y siempre podéis completar la visita con un paseo a la Casa de las Mariposas (Schmetterlinghaus) donde hermosas mariposas vuelan en libertad en una mini selva tropical.

Y con esto termina mi tour gastronómico por Viena, pero en nada los completaremos con otro post donde os contaré todas las visitas que no debéis perderos en la Ciudad Imperial de Viena.