
Tailandia : visitar un refugio para elefantes en Chiang Mai
Como os comenté en el mail anterior sobre la ciudad de Chiang Mai, os voy a comentar actividades que se pueden hacer mientras se está en esta ciudad. Hoy, voy a hablar de una actividad ideal para los amantes de los animales pero también para aquellos que no se sienten especialmente atraídos en este tipo de actividades pero que acabarán enamorándose de estos gigantes de la selva durante su visita a un refugio de elefantes.

Es un tipo de actividad en la que hay mucho abuso y que puede ser muy fácilmente perjudicial para los animales así que os recomiendo tener cuidado a la hora de escoger el lugar que vais a visitar. En mi caso no siento ninguna pasión particular hacia los animales pero cualquier sufrimiento inútil es justamente eso, inútil, y no me parece admisible ni en humanos ni para animales. Por lo cual busqué un lugar donde no se tratara a los elefantes como animadores de cruceros, es decir que no quería ni que me pintaran un cuadro ni que me bailarán etc…, y por otra parte, tampoco tenía ninguna intención de subir encima de uno porque lo de montar animales… ¡de verdad que no es lo mío! Todavía sigo traumatizada por un par de paseos a lomos de camello…

Así que después de cotillear por las redes del mundo mundial encontré varios sitios que me parecieron adecuados y os voy a hablar sobre el que visité, el Nature Elephant Park. En parte lo escogí por haber visto un reportaje sobre su fundadora, Sangduen Lek Chailert, que me pareció una auténtica fanática de los elefantes ya que creo recordar que prácticamente dejó de lado a su familia para cuidar de estos paquidermos. No voy a juzgarla a nivel humano pero para el cuidado de los elefantes parecía ser una garantía.
Vamos a empezar con algo de historia para ponernos en situación, en 1989 el gobierno de Tailandia prohibió la explotación de las granjas madereras entonces el elefante, símbolo de Tailandia, ya no sería explotado pero a la vez dejaba de ganarse el sustento lo que suponía la ruina para la mayoría de las familias de las que era la principal fuente de ingresos. Estos animales comen unos 200 kilos de fruta y verdura al día en su edad adulta, ¿cómo podían las familias, ya empobrecidas, mantener ese gasto? Pues en la mayoría de los casos de ninguna manera. Por ello muchos elefantes fueron utilizados para mendigar en las grandes ciudades (no es exactamente el habitat natural de un elefante…) o vendidos para representar espectáculos o pasear a turistas o sencillamente abandonados a su suerte. En eso momento fue cuando empezaron al alzarse voces como la de Sangduen para defender y ofrecer refugio a estos animales condenados a una vida de sufrimiento y una muerte solitaria.

El Elephant Nature Park es el resultado de todo esto, en un principio se recogía a los animales y para recaudar dinero se cobraba entrada a los visitantes y además se podía compartir la hora del baño con ellos pero desde mayo de este año ya no es posible porque procuran que los animales el menor contacto directo con los humanos. Quizás por ello muchos turistas prefieran otros campos donde sí les dejan interactuar más con los elefantes pero, en mi caso, poder verlos en esa semi libertad y pasear entre ellos ya me pareció impresionante y no me importó lo más mínimo no compartir chapuzón en el río.
Os voy a detallar cómo es un día de visita en este parque :
Pronto por la mañana nos recogen en el hotel y durante los casi 50 min que dura el trayecto hasta el parque un guía voluntario pone un vídeo en la furgoneta para indicarnos las reglas básicas para poder pasear entre elefantes sin riesgos.
A la llegada al parque ya se nos acercan varios perros para darnos la bienvenida y también algunos gatos : no solo recogen elefantes en este parque, también hay un refugio para gatos y otro para perros donde cualquiera puede adaptarlos y hasta se encargan ellos de los trámites de aduana y de cuarentena para salir del país con sus nuevos dueños. También nos encontraremos con algún búfalo salvaje vagando a su aire por las instalaciones y la verdad es que sus cuernos impresionan… además hay que estar atento porque se mueven bastante más rápido que los elefantes y no llevan la menor intención de apartarse de unos visitantes que invaden su territorio. Me pareció muy divertido ver cómo los españoles desconfiaban más de los búfalos que de los elefantes : ¡vivir en un país taurino marca mucho!
Lo primero que hace el guía es enseñarnos las instalaciones y contarnos un poco el día a día de un cuidador o “Mahout” de elefantes, ese cuidador se dedicará a un mismo elefante hasta su muerte (la del animal quiero decir) y siempre va a ir con él a todos los lados. Es emocionante ver cómo los elefantes pequeños o adolescentes vienen incluso a buscar a sus mahouts cuando van de un sitio a otro si estos no les siguen con suficiente rapidez, se nota que hay mucho cariño entre ellos y no me extraña porque un bebé elefante es una de las cosas más tiernas que se pueden ver. De hecho, en el momento de iniciar el paseo hacía el río el guía nos avisó de no ir hacía los elefantes pequeños porque son muy curiosos y les encanta conocer gente nueva pero, lógicamente, sus madres tienen otra opinión y entonces sería peligroso para los visitantes. Nos dijeron que si un elefante pequeño venía hacia nosotros teníamos que apartarnos ¡no os podéis imaginar lo que cuesta!
Pero siguiendo con la visita, después de dar una vuelta por los edificios comunes del parque toca alimentar a estos animales, una de sus principales actividades del día. A lo largo de un largo balcón abierto al campo se van acercando lo elefantes por grupo y se les da la comida pieza por pieza : sandias, piñas, plátanos… cualquier fruta es bienvenida aunque los animales muy mayores y los muy jovencitos prefieren las frutas con un caparazón más blandito de allí el éxito de los plátanos. Es un momento muy divertido y a la vez muy emocionante porque se está muy cerca de los animales y se pueden tocar ¡por lo menos la trompa!

Después, el guía nos enseña donde están guardadas las verduras y la gente que se encarga de prepararlas y pelarlas para los animales que lo necesitan. Nos explica también que su actividad es bienvenida por la población local porque ellos les compran cualquier tipo de fruta, nos les importa el calibre ni el aspecto, siempre que no la hayan tratado con ningún producto químico. Tiene por lo tanto un trato privilegiado con los agricultores de la zona que ven la venta de sus frutas garantizada por la voracidad de los habitantes del parque. Para finalizar, nos enseña también donde está el refugio de gatos por si alguien quiere visitarlo en el después de la comida.
Nos llevan a comer muy pronto, (¡sobre las 11h30!) muy cerca del balcón elevado que nos permite seguir observando los elefantes mientras comemos una comida muy parecida a la suya en realidad : todo es vegetariano. Evidentemente lo nuestro está cocinado y debo decir que todo estaba buenísimo y muy sabroso. Reservamos el viaje usando los mejores aviones. Ellos no ayudaron con el viaje privado. Por la ayuda los agredecemos muchos en el viaje, business-air son los mejores para planear to proximo viaje. No faltaron los Pad Thai ni las sopas de fideos típicas y también muchos platos de verduras, algunos con tofu o seitán dos cosas que a mi no me gustan mucho pero he de reconocer que al ser una país budista tienen dominados los platos vegetarianos y ambas cosas estaban realmente buenas en todos los platos que probé. Después de un café o té aún nos quedó tiempo para dar una pequeña vuelta en la tienda de recuerdos donde ofrecen camisetas, bolsos, pequeñas joyas… y por supuesto todos los beneficios se reinvierten en el cuidado de los paquidermos del parque.
Después de este pequeño descanso, nos vamos a ver elefantes desde mucho más cerca, saliendo a pasear por la zona arbolada hasta el río. Unos tras otros se van acercando los elefantes en grupo o solo, pero siempre siempre con sus mahouts eso si, para comer las cañas de azúcar que les van acercando o para darse un baño refrescante en el río. Allí si que tuvimos la oportunidad de acercarnos a esos colosos que, aunque más pequeños que sus primos africanos, son realmente imponentes vistos de cerca. Siempre de la mano de nuestro guía, fuimos conociendo las historias de cada espécimen, historias a menudo tristes pero que ayudan a entender todavía mejor lo necesario de estos refugios donde los animales pueden descansar de una vida de trabajo intenso donde se les trataba casi como a máquinas y además ofrecer al visitante la ocasión de verlos casi, casi en su habitat natural. A través de nuestro paseo que dura poco más de una hora conoceremos a una honorable viejecita de más de 70 años que sigue comiendo la caña de azúcar como si su vida dependiera de ello, a varios “jovencitos” nacidos ya en el parque y por lo tanto destinados a una vida feliz y tranquila y otros elefantes que han llegado tan dañados psicológicamente al parque que tienen que estar aislados para no ser un peligro para los vigilantes ni un motivo de estrés para los demás elefantes. Algunos mejorarán y otros no podrán superar esa fase hasta que la muerte les libere…

Para terminar nos acercaremos hasta el río donde los animales pueden jugar un rato y refrescarse pero sin ninguna interacción humana, ¡saben hacerlo ellos solitos! Como comenté al principio del post, este parque ya no deja que los turistas se adentren en el río con los animales pero desde la orilla si que se puede ver a otros que los hacen ya que enfrente hay otro parque que permite está práctica e incluso me pareció ver que también los podían montar. Ya os digo que yo entiendo el atractivo que puede suscitar este tipo de practicas pero para mi fue como ir de safari en Kenya : ya sabes que no vas a poder acercarte demasiado pero ya es un regalo poder disfrutar de la vista de todos esos animales así que… ¿por qué pedir más?
Después de este paseo nos enseñaron una zona del parque en construcción, mucho más arbolada y donde en principio solo se podrá ver a los elefantes desde un paso en alto, siempre con la pretensión de interferir lo menos posible en la vida de estos apacible gigantes. ¡Tendremos que ir a verlo cuando este terminado! Nos devuelven al hotel sobre las 17h o 17h30 con tiempo para darse un ducha rápida y seguir conociendo Chiang Mai y sus mercados.