
Un fin de semana en Cracovia : la ciudad antigua
Hoy os propongo recorrer conmigo una ciudad de la que hasta ahora se ha hablado poco pero que estoy segura que va a hacerse muy pronto un hueco entre las ciudades europeas que hay que ver : Cracovia, la también llamada “ciudad de las 1000 iglesias” o incluso a partir del siglo XVI, la “Altera Roma” es decir la otra Roma… Ahí queda eso! Tuvimos la suerte de poner conocercerla durante un fam trip organizado por Central de Receptivos de la mano de ErnestoTravel, un estupendo receptivo polaco con agentes con un dominio perfecto del castellano. Así que seguidme por tierras polacas que este destino merece la pena.

Lo primero comentar que Cracovia está geográficamente muy bien situada ya que está a más o menos 500 km de distancia de ciudades como Praga, Berlín, Viena o Budapest por lo que perfectamente se la puede incluir en algún circuito clásico de Praga-Viena-Budapest o incluso ser parte de una ruta en coche por estas ciudades emblemáticas del este de Europa. Y lo segundo recalcar que si en Varsovia poco queda de la magnífica ciudad que era antes de la segunda guerra mundial, Cracovia conserva todo su casco urbano prácticamente totalmente conservado y da perfectamente para un fin de semana de visitas culturales, históricas e incluso para alguna sorpresa…

Empezaríamos por una visita de su casco antiguo (Patrimonio de la Humanidad desde 1.978) perfectamente delimitado por una zona verde alrededor del Castillo de Wawel y toda la parte medieval de Cracovia. El castillo de Wawel está situado en la parte alta de la ciudad, un asentamiento habitado desde el paleolítico que muchos años después se convertiría en un castillo de estilo gótico que se convirtió en la primera residencia de los Reyes de Polonia. Como casi todos los edificios oficiales que han perdurado en el tiempo, el castillo de Wawel ha tenido que soportar, asaltos, incendios accidentales o no, por lo qué el edificio ha ido cambiando de aspecto hasta adquirir una estampa de carácter renacentista. Sin embargo, con el traslado de la capital a Varsovia el castillo quedó abandonado, siendo saqueado por el ejército prusiano y ocupado por los austriacos, que lo convirtieron en un importante punto de defensa. Por último, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial el palacio se convirtió en la residencia del gobernador general de la Polonia Ocupada y actualmente es un lugar de visita para todo aquel que visita la ciudad.
Al interior el visitante puede recorrer :
– Las salas de Estado: con varias salas en las que se conservan pinturas, muebles italianos del siglo XVI, tapices flamencos, estucados…
– Los apartamentos Reales: Una visita que solo se puede disfrutar con guía.
– El Tesoro de la Corona y la Armería: Varias salas muestran piedras preciosas, numerosas armas y armaduras y algunos objetos de gran valor como la espada de coronación de los reyes polacos
– Museo de Arte oriental: En antiguas estancias incluye algunas alfombras, sedas, tapices, cerámica china y porcelana japonesa.
En lo alto de la colina también se pueden visitar lugares emblemáticos como la Catedral de Wawel consideradas por muchos como la joya espiritual de Polonia y donde se puede ver la Capilla de Segismundo, el Mausoleo de San Estanislao o el campanario que alberga la impresionante campana de Segismundo construida en el año 1520 y que pesa más de doce toneladas. Solo puede oírse su sonido en contadas ocasiones durante el año. Y otro lugar muy curioso el la Cueva del Dragón un conjunto de túneles que llega hasta la orilla del Vístula
- Museo Catedralicio Juan Pablo II: Inaugurado en 1978 por Karol Wojtyla, el museo muestra diferentes objetos religiosos y valiosas insignias reales.
- Cueva del Dragón: Conocida en toda Polonia, según la leyenda esta cueva fue el lugar en que vivió el Dragón de Wawel. La gruta cuenta con unos túneles 270 metros de longitud y llega hasta la orilla del Vístula, donde se puede ver una escultura del dragón.
Aunque la mayoría de los visitantes aprovecharán seguramente la ocasión para vez de cerca uno de los cuadros más conocidos del florentino Leonardo de Vinci, “La Dama del armiño” patrimonio polaco desde el siglo XVIII después de su adquisición por la familia Czartoryski.

Desde allí lo más lógico y agradable para seguir conociendo la ciudad es dirigirse hacia la plaza principal de La ciudad, la plaza del Mercado (o Rynek Główny). Es la mayor plaza medieval de Europa con 40.000 m2 de superficie, un amplio cuadrado de 200 m por 200 m que constituye la parte más animada de la ciudad tanto de día como de noche. Sigue albergando el mercado y nosotros tuvimos la suerte de poder disfrutar del Mercado Navideño, muy agradable de día pero una auténtica preciosidad por la noche.Un inmenso abeto iluminado presidía la plaza, todas las casetas de madera de los puestos llevan guirnaldas de luces, desde la catedral y la pequeña capilla de la plaza se oían cánticos navideños y para darle la última pincelada a esta estampa, las calesas blancas que recorren habitualmente el casco antiguo pasaban por los lados de la plaza con sus pasajeros bien abrigados por espesas mantas mientras se oye el eco del ritmo característico de los cascos de los caballos. Era como pasearse por una postal navideña! Esta plaza se construyó en 1257 y ha sido testigo de toda la historia de Cracovia albergando mercados, celebraciones, ejecuciones públicas llegando incluso a llamarse Adolf Hitler Platz durante la dura ocupación nazi.
Bien es cierto que cuesta darse cuenta de la amplitud de la plaza porque parte de la perspectiva se ve ve truncada por la presencia en medio de la misma de dos edificios emblemáticos de la ciudad : la Lonja de Paños (o Sukiennice) y la Básilica de Santa María.

La Lonja de Paños era el lugar de encuentro de los comerciantes originarios de cualquier parte de Europa y del mundo para hacer negocios e intercambio de mercancías. Durante su época más fasta, en el siglo XV, el Sukiennice vio pasar por su amplia nave una gran variedad de importaciones exóticas de Oriente : especias, seda, cuero…cera a las vez que los mercaderes polacos ofrecían textiles, plomo y la sal de las minas de sal de Wieliczka (de la que tendremos ocasión de hablar en otro post…). Hoy es como un paseo cubierto de un lado a otro de la plaza donde los diferentes puestos ofrecen al turista todo tipo de recuerdos de la ciudad así como ropa de abrigo de cuero y piel o textiles a menudo artesanos o pintados a mano.
La basílica Santa María es uno de los principales monumentos de la ciudad junto con el Castillo en un país con una raíces católicas muy profundas por razones de credo por supuesto pero también por razones políticas porqué suponía una resistencia tácita y sin violencia ante la imposición del laícismo de la Unión Soviética. Creer era una forma de resistencia. Merece la pena visitar esta gran iglesia gótica de torres desiguales porqué el interior es realmente espectacular, techos pintados de azul con estrellas doradas, columnas de vivos colores y dibujos geométricos y un altar que acoge el el retablo medieval tallado en madera más grande de Europa. Tallado a lo largo de unos diez años en el último cuarto del siglo XV sus dimensiones dejan asombrado : aproximadamente 13 metros de altura por 11 de anchura obra del escultor alemán Veit Stoss, uno de tallistas más famosos de su época en el este de Europa.
Dejando un poco lo espiritual y acercándonos a la parte anecdótica de la historia debemos hablar del “famoso trompetista de la torre”… Cada hora, un trompetista hace sonar las notas de una melodía tradicional (Hejnal mariacki) desde lo alto de una de la torres de la basílica por cada una de las ventanas para que el sonido llegue a los 4 puntos cardenales. Se dice que su acto conmemora la valentía de un joven trompetista que avisó de esta forma de una invasión tártara en Cracovia en el siglo XIII. No pudo concluir la melodía porque una flecha enemiga le alcanzó en la garganta haciendo callar su llamada, por ello ningún trompetista toca todas las notas sino que la hace acabar de forma abrupta en memoria de aquel que intento salvar la ciudad. Cada día al mediodía la radio nacional polaca retransmite en directo esta llamada.
Y terminaremos este paseo de lo esencial de Cracovia por un paseo por Kazimierz el barrio judío. Hasta hace escaso años este barrio estaba prácticamente abandonado, prácticamente en ruinas y desde luego casi sin judíos ya que la represión fue durisima en tiempos del nazismo y la presencia tan cercana de Auswitz (del que hablaremos en otro post) dejaba poca esperanza de supervivencia a los casi 70.000 judíos que vivían en la ciudad antes de la Segunda Guerra mundial. Sin embargo a raíz de la película de Steven Spielberg “La lista de Schindler” que fue rodada en parte en las calles de este barrio, las autoridades decidieron salvar Kazimierz restaurando numerosos edificios y reconstruyendo otros convirtiéndolo así en uno de los barrios más dinámicos de la ciudad. Hoy Kazimierz es, según los propios cracovianos, un barrio judío sin judíos pero sin embargo existe una gran preocupación por hacer existir esta parte muy importante de la historia reciente de la ciudad. Numerosos restaurantes judíos han abierto sus puertas ofreciendo menús típicamente judíos a menudo amenizados por espectáculos en vivo de música klemerz. Incluso uno de esos restaurantes, el Dawno Temu Na Kazimierz, ha reunido tres tiendas tradicionales del barrio para ofrecer un único local donde los comensales comen entre enseres de trabajo como máquinas de coser, tablas de carpintero o instrumentos de música antiguos. Os recomiendo de verdad entrar en su página porque aunque este únicamente redactada en polaco (!) ofrece un paseo virtual por las 3 tiendas y merece la pena ver el esmero con el que se ha decorado todo el local.
En Kazimierz es posible visitar el antiguo cementerio judío situado al lado de la sinagoga Remuh, la más pequeña de las 7 sinagogas del barrio, y del que queda solo una pequeña parte ya que fue destruido casi por completo por los nazis que utilizaron también parte de las lápidas para construir los muros del ghetto donde estuvieron recluidos los judíos de Cracovia durante la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial. En este barrio se puede visitar también el Museo Judío Galicia que se creó tanto para conmemorar el holocausto judío como para dar a conocer la cultura judía.

Con ello podremos dar por concluido nuestro paseo por la parte más antigua de Cracovia y dedicaremos otro post a los monumentos y lugares que nos permiten recordar el exterminio cometido por los nazis durante los casi 6 años de ocupación durante la Segunda Guerra.