Siempre me ha gustado leer y no sé vivir sin tener un libro empezado y otro en proyecto, sin embargo me doy cuenta que nunca he compartido con vosotros ninguna guía de viaje… Para empezar en estas lides os voy a hablar de una guía de viaje que no lo es (¡empezamos bien!) pero sinceramente me ha encantando y afirmo que si después de leerla, no os entran ganas de visitar Australia es que de verdad sois inmunes a cualquier tipo de tentación viajera…

Empece a leer hace unos días “En las antípodas” de Bill Bryson y es de verdad unos de los libros más divertidos que he leído nunca. Bill Bryson es un escritor inglés de formación periodística que se caracteriza sobre todo por su inmensa curiosidad intelectual y un sentido un humor incombustible que le hace ver cualquier situación bajo la perspectiva más positiva. Y según se ve en el libro, para visitar Australia es necesario tener muuuuuuucho sentido del humor y por varias razones.

– A lado del australiano medio los hippies parecen unos histéricos estresados : el autor del libro cuenta la anécdota que haciendo surf vió unos “seres” marinos sospechosos y preguntó si eran peligrosos,  la respuesta fue un escueto  “no, pero mejor no los toques”. La realidad era que esos encantadores bichitos azules eran una las criaturas más letales del planeta y podían provocarle la muerte en escasos minutos o dejarle con la piel devastada de por vida. Como podéis ver a los australianos no le invade fácilmente el pánico…

–  Es una de las tierras más inhóspitas del mundo : el centro de la isla (¡y en el caso de Australia es mucha superficie!) es un amplio desierto de rocas y polvo que se ha tragado a la mayoría de los exploradores que han tratado de llegar a algún sitio a través de él. Y aún hoy a pesar de mejoras en carreteras y comunicaciones en general, viajar por algunas zonas del outback australiano es como viajar por la superficie de la luna.

– Australia acoge el 80% de los especies venenosas del planeta : lo normal es andar entre arañas negras, serpientes venenosas o medusas jaulas (letales en escasos minutos) si nos acercamos al mar. Existen antídotos para casi todos pero en fin…

Y si esto fuera poco, Australia está alejada de casi todo el resto del mundo por lo que no resulta ni sencillo ni barato ir hasta allí. Sin embargo, al terminar el libro os aseguro que lo que más apetece es ponerse a ahorrar para ver de cerca Ayers Rock (Uluru para los aborígenes) o poder ver un atardecer en el Puerto de Sidney con la inconfundible silueta de la Ópera presidiendo el horizonte. ¿Y eso porqué preguntaran Ustedes?

Pues la respuesta es muy sencilla, Bill Bryson es un guía único en el mundo. Nos explica toda la historia del continente con gran detalle de datos pero están contados de forma tan amena que parecen las aventuras de Indiana Jones y sobre todo porque nos muestra el carácter genuino de los australianos que son, en el fondo, la principal razón por la que habría que ir a conocer el país. Algunos diálogos recogidos en el libro con los habitantes del lugar son totalmente surrealistas y demuestran que, por una parte es imposible coger desprevenido a un australiano y, por otra parte, que al ser las personas más relajadas del mundo quizás no ayuden a relajarnos incluso en medio de estas tierras a priori no aptas para seres humanos.

Además de esta guía os recomiendo cualquier libro de viajes,(¡o no!), de este autor, siempre son una delicia y se leen con una sonrisa cuasi permanente en los labios. ¡Un lujo!