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Visitar los museos de Berlín

Visitar los museos de Berlín

Lo primero que me gustaría comentar al comenzar este post es que si bien es cierto que los museos de Berlín, una ciudad a apenas dos horas de España, albergan algunas piezas únicas del arte mundial, yo personalmente me quedé un poco sorprendida por el tamaño de los edificios en sí. ¡Voy a explicarme un poco mejor para que se me entienda! Al visitar otras ciudades de Europa como París, Londres o incluso Madrid, siempre asombra el tamaño de sus museos, el Louvre es totalmente inabarcable en su totalidad, conocer al completo el Britih Museum costaría días y con el Prado pasaría exactamente lo mismo… Sin embargo me sorprendió comprobar que en Berlín no hay un macro museo sino museos más modestos que recogen una época del arte o una región concreta. Al desconocer esta particularidad he de reconocer que cuando organicé las visitas en la ciudad reservé mucho más tiempo del necesario para ver todos los museos de la Isla, ¡pensaba que todos eran inmensos! Solo lo comento como pequeña información práctica para que calculéis mejor los tiempos y sobre todo no renunciéis a visitar ningún museo que os apetezca pensando que no vais a llegar a todo lo demás.

Ahora simplemente voy a indicaros diferentes museos con temáticas muy interesantes y que merece la pena conocer en una visita de la ciudad por pequeña que sea.

Empezaremos por un imprescindible : El Museo de Pérgamo

Inaugurado en 1930, este museo es seguramente el más impresionante de los 5 museos de la “Isla de los museos(Patrimonio mundial de la Humanidad). Detrás de su fachada de aspecto babilonio se pueden admirar obras maestras de la Antigüedad además de poder ver el Museo de Oriente y el Museo de Arte Islámico.  Nada más llegar nos espera el Altar de Pérgamo (o Altar de Zeus), una obra monumental con unas dimensiones originales de 69 m x 77 m de las cuales podemos admirar 37 x 35 m en esta sala del museo. Un total de 23 frisos que se excavaron a finales del siglo XIX en la ciudad de Pérgamo (actual Turquia) y que vinieron a completar la colección de arte antiguo de Berlín. (Desgraciadamente esta obra única esta cerrada al público por restauración hasta el 2.017…)

Museo de Pérgamo - Vista General del Altar de Zeus
Museo de Pérgamo – Vista General del Altar de Zeus

Si solo si pudiese ver esta pieza ya merecería la pena venir hasta aquí pero realmente el museo ofrece mucho más, siguiendo la visita llegamos a la Puerta de Mileto. Esta obra hellenística marcaba la entrada del mercado de la ciudad de Mileto en Grecia y fue construida sobre el año 120 después de Cristo. Llego hasta Berlín “troceada” y almacenada en 533 cajas y después de permaner varios años olvidada ya que se consideraba el arte romano inferior al puro arte griego, la puerta ocupo por fin el sitio en la que podemos admirar hoy.

Museo de Pérgamo - Puerta del mercado de Mileto

Este museo es una muestra de lo grandioso por lo que seguiremos la visita recorriendo la Vía Sacra, escoltados por unos imponentes leones ambarinos sobre fondo de lapis-lazuli que nos lleva hasta otra puerta, la Puerta de Ishtar. Estamos nada menos que ante una de las 8 antiguas puertas de entrada de la Babilonia de Nobucodonosor II… Después de haber contemplado tanto el Altar de Pérgamo como la Puerta de Mileto, llama mucho la atención estar rodeado de tanto color y de unos muros tan altos como permitían un material tan adaptable como el ladrillo esmaltado que acababan de adoptar los habitantes de Mesopotamia.

Museo de Pérgamo - La Puerta de Ishtar con la Puerta de Mileto al fondo.
Museo de Pérgamo – La Puerta de Ishtar con la Puerta de Mileto al fondo.

Y para terminar la visita, dudéis en subir al piso superior para admirar una espectacular muestra de arte islámico donde destaca el Salón de Alepo, obra solicitado por un rico mercader cristiano de la ciudad de Aleppo en el siglo XVII, una obra de arte de madera pintada a todo detalle y magníficamente conservada o la Fachada de Mushatta que es en realidad un parte de la fachada de un palacio del siglo VIII situado en la actual Jordania. parte del trabajo de labrado de esos muros no dejará de recordarnos algunas parte de las mezquitas antiguas que podemos todavía contemplar sobre todo por tierras andaluzas.

Museo de Pérgamo - Fachada de Mushatta
Museo de Pérgamo – Fachada de Mushatta

Otro museo que tampoco debe perderse uno bajo ningún concepto es el Neues Museum o Museo Nuevo.

Fue muy dañado durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y quedo medio abandonado hasta los años 80 donde se empezó reformarse para acoger las colecciones que han hecho de él uno de los museos más visitados de la Isla y de Berlín, en un edificio de lo más imponente todo hay que decir. Lo que más destaca es probablemente su extensa colección de arte egipcio, una colección con algo más de 2.500 objetos expuestos en unos 3.500 metros cuadrados divididos en 3 plantas. Una representación del legado artístico egipcio cuya joya es el conocidisimo Busto de la Reina Nerfertiti, una bellisima escultura que ha escapado milagrosamente a todos los avatares que han acechado sus casi 3.500 años de existencia y que se presenta a los visitantes bajo una urna de cristal que dejar ver perfectamente la destreza del escultor y la frescura de los colores.

Neues Museum - Busto de la Reina Nefertiti
Neues Museum – Busto de la Reina Nefertiti

Además de tan regia señora, en las diferentes salas del museo también se puede admirar una colección muy importante de papiros, varias momias con diferentes figuras que acompañanban a los muertos en su viaje en el más allá así como innumerables objetos que se utilizaban para la momificación de los cadáveres, instrumentos quirúrgicos, vasos canopes…

En otras salas también se puede ver una colección muy interesante de objetos de la Edad de Piedra, de la Edad de Bronce y, además, varias estatuas de la época romana como la colosal estatua de Helios, una preciosa representación del dios del Sol griego. Aunque la obra faro de esta sección del museo es seguramente el sombrero ceremonial de la Edad de bronce compuesto por casi medio kilo de oro y que servía, al parecer, de calendario lunar y permitía incluso predecir los eclipses de la Luna.

Casi pegado a la catedral de Berlín está el Museo Antiguo de Berlín (Altes Museum) que perdió algo de su atractivo cuando se trasladaron las principales piezas egipcias de su colección al Museo de Pérgamo, sobre todo su principal joya, el Busto de Nefertiti.

Sin embargo, este imponente edificio neoclásico que se articula alrededor de dos patios principales, sin ser tan espectacular como los anteriores conserva interesantes testimonios de la Época Etrusca hasta la Grecia Clásica : estatuas monumentales, altos relieves, partes de frisas. Cualquier amante la historia antigua se encontrará a su gusto en este museo muy luminoso y con una gran colección de estatuas. Quizás no cuente con una pieza faro como los museos anteriores pero sin embargo merece la pena.

Friso de Dionisos y Ariana - Altes Museum
Friso de Dionisos y Ariana – Altes Museum

Otro museo que disfrute muchisimo fue el Museo de la Historia Alemana :

un apasionante paseo por la historia de esta nación y de Europa. El museo está alojado en el Zedhaus, el edificio barroco más antiguo de la famosa avenida Unter den Linden con 300 años de vida y que sirvió de arsenal durante más de 100 años para el ejército prusiano. El edificio antiguo se ha visto ampliado por una estructura mucho más moderna de cristal y acero que ofrece 4 plantas más de exposiciones temporales para los visitantes de la ciudad.

El museo seo se presenta como un recorrido completo por la historia alemana empezando por las primeras culturas y la Edad Media hasta llegar a la reúnificación alemana pasando por la Revolución Francesa y la Segunda Guerra Mundial.  Este último periodo tan nefasto tanto para Alemania como para el resto del mundo está muy bien retrato y merece la pena recorrerlo para entender la subida del movimiento nazi, su llegada al poder y el caos al que precipitó, al final a casi toda Europa y parte del mundo. La exposición muestra más de 2.000 años de historia alemana a través de una colección de más de 8.000 objetos, ordenados a lo largo de 8.000 m2. Es realmente el lugar perfecto para entender la difícil historia alemana, el peso de las condiciones de la rendición alemana al finalizar la Primera Guerra Mundial y su influencia en el estallido de la Segunda Guerra Mundial. A mi personalmente me apasionó toda la historia del siglo XX, en particular la ascensión al poder del partido nazi muy bien ilustrado con documentos sonoros de discursos de Hitler, fotos, octavillas propagandistas, carteles del partido etc… Hace sentir todo el horror de esa época además de recordarnos que hace, en el fondo, muy poco tiempo que pasó… Lo único que hace un poco más difícil disfrutar del todo de este museo es que los comentarios solo están escritos en alemán e inglés por lo que es necesario utilizar un audio-guía para poder disfrutar de la visita en español.

Estadio engalanado a la mayor gloria de los atletas Alemanes - Berlín 1.937
Estadio engalanado a la mayor gloria de los atletas Alemanes – Berlín 1.937

Y terminaré con un museo que me encantó por tener un concepto muy innovador y una estética y un recorrido realmente diferente a cualquier otro que ya haya conocido : el Museo Judio de Berlín.

El museo se presenta como un edificio de líneas rotas que simbolizan la siempre complicada relación entre la comunidad judía y lo alemanes a través de la historia. El museo presenta en una primera parte una visión muy detallada e interesante de todas las tradiciones judías, es una parte muy didáctica y además se puede interactuar con muchos de los objetos expuestos, participar a pequeños juegos, colgar deseos en un precioso árbol de los deseos que preside una de las salas de la muestra. También hay testimonios muy interesantes con vídeos e imágenes de época que muestran la vida en los barrios judíos antes de la guerra, oficios tradicionales, ceremonias tradicionales como bodas o una bar mitzvah  testimonios terribles de supervivientes a los campos de concentración… Esta última parte es muy emotiva y merece la pena quedarse un ratito frente a las pantallas para conocer de primera mano las sensaciones y vivencias de las personas que se enfrentaron a tan dura prueba. Sin embargo me gustaría terminar recalcando la importancia del diseño del propio edificio en el impacto de la muestra, al componerse de líneas rotas es fácil encontrarse de pronto en una esquina que no lleva a ningún lado o tener que seguir unos recovecos cuyas paredes intricadas no permiten realmente ver a donde se llega. También hay partes del recorrido donde se divisa el cielo a través de un hueco del techo como un prisionero sumido en la oscuridad…Eso crea la sensación de estar algo perdido, ya que a veces hay que volver sobre os propios pasos para llegar al lugar que se desea y también se consigue una atmósfera un poco inquietante, un poco agobiante ya que nunca sabes lo que realmente te espera. El arquitecto Daniel Libeskind, afirmó que quería transmitir con ello la dificultad de la vida de los judíos en esos años de la guerra donde tuvieron que vivir escondidos, haciéndose invisibles y si saber para nada lo que les iba a deparar el destino.

Si queréis descansar después de una visita intensa o incluso después de un día dedicado a museos os recomiendo tomar algo en el café del museo, un establecimiento con mucho encanto que ofrece además los días de buen tiempo una terraza en uno de esos jardines escondidos de la ciudad…

Jardín del exilio en el Museo Judío de Berlín.
Jardín del exilio en el Museo Judío de Berlín.