
Visitar Munich

Munich no es realmente el primer destino que viene a la cabeza cuando hablamos de Alemania ya sabemos que Berlín es el que se lleva toda la fama y está muy de moda. Sin embargo es una ciudad que os recomiendo conocer y apreciar como yo tuve ocasión de hacerlo. Vamos a situarnos : Munich está en la región de Baviera. ¿Seguimos un poco perdidos? “Sissi”, “Sonrisas y Lágrimas”… ¿Ya nos vamos centrando? Seguro que si! Efectivamente Munich está en medio de esos paisajes alpinos de las películas de nuestra infancia en medio de altos pinares, cimas nevadas y lagos de aguas cristalinas ¡y doy fe que es tal cual nos los han presentado toda la vida! De momento, de todas formas, no me voy a ir a recorrer Baviera sino que voy a empezar hablándoos solo la ciudad.
Munich está situado al sur de Alemania a casi 600 km de Berlín, a otros tantos de Düsseldorf y a unos 370 km de Estrasburgo, es la capital de la Baviera pero la mayoría la conocen por ser la capital de la cerveza durante la Oktoberfest que se celebra cada año con un éxito inalterable. Es la segunda ciudad de Alemania más visitada después de Berlín y se le ha denominado a menudo “la capital secreta de Alemania“, es una ciudad muy apreciada tanto por su numerosos monumentos construidos durante el siglo XVIII, joyas del arte rococó, cómo por los edificios del siglo XIX cuando la ciudad adopta el estilo neo clásico tal cómo se puede observar en la Königsplatz triste escenario de muchas de las grandes reuniones militares de Hitler de las que hablaremos más adelante.
Vamos a empezar nuestro paseo por la ciudad ¡así que sigan al guía que empezamos la visita!

Ya que estamos, vamos a ir directamente al centro de la ciudad con una visita de la Marienplatz, el verdadero corazón social e histórico de la ciudad. Esta amplia plaza acoge algunos de los monumentos más conocidos de Munich cómo el espectacular Rathaus, es decir el Nuevo Ayuntamiento. Este edificio, bastante reciente, se construyó en el siglo XIX, destaca sobre todo por su imponente torre que culmina a 85 metros por encima de la plaza. Es un edificio que por su fachada muy labrada y por la presencia en su centro de un enorme torreón no dejará de recordaros muchas plazas flamencas como la Grand Place de Bruselas. En su punto más alto podremos ver la figura del “Münchner Kindl” o “niño de Munich”, un pequeño personaje vestido con un ropaje de monje que suele representarse de color negro con líneas amarillas y amplia capucha. Hoy en día es un atuendo que se ve a menudo en fiestas bávaras y que sirve para recordar que Munich, antes de ser una ciudad fue simplemente un monte que albergaba un monasterio y se referían a su localización como “Kloster von Mönchen”, el “monasterio de los monjes”, de Mönchen a Munich solo había un paso…

El principal atractivo de la plaza sin embargo es el conjunto de autómatas que se pone en movimiento cuando suenan las horas en el reloj de la torre del ayuntamiento. En la parte superior está representado el torneo organizado en honor de la boda del Duque Guillermo con María Jacoba de Baden donde vemos dos caballeros embestir el uno contra el otro hasta que uno de los dos acaba desarmado y casi desmontado del caballo. Y en la parte inferior asistimos al baile de los toneleros celebrando el final de una de las numerosas epidemias de peste que asoló la ciudad durante la Edad Media. Quizás no os suene de nada el nombre de Guillermo IV de Baviera pero sin embargo le debemos la ley de regulación de la pureza de la cerveza, promulgada el 23 de abril de 1516 indicando que sólo podría utilizarse en su composición tres elementos : cebada, lúpulo y agua. Esta regulación permaneció en vigor hasta su abolición en 1986, al ser sustituida por regulaciones de la Unión Europea.
En el edificio del ayuntamiento también tenemos que destacar un restaurante un poco particular, el Rastkeller, no podéis pasar de largo porque se entra desde la plaza y también desde otras dos calles que circundan el ayuntamiento. Es un inmenso restaurante abovedado, situado en los bajos del edificio oficial decorado con colores suaves y techos pintados de guirnaldas de flores y motivos bucólicos. Ofrece desde hace 130 años, una cuidada cocina bávara y de Franconia, nada ligera ya os aviso, con un sinfín de posibilidades de elegir y muchas opciones vegetarianas lo que no viene mal en un país con tantos productos cárnicos. Para que os hagáis un pequeña idea os incluyo la carta en español por eso de ir haciendo boca!
Haciendo un pequeño paréntesis culinario os diré que pensaba que sería muy difícil encontrar otra cosa que salchichas y carne en Alemania pero realmente hay bastante oferta de productos sin carne o totalmente vegetarianos. Fue una sorpresa para mi oír contar a nuestro guía que bajo el Tercer Reich existió el proyecto de convertir a Alemania en un país completamente vegetariano, una transición que iba a ser llevada a cabo por Goebbels cuya faceta de “nutricionista” no era la que más conocía de él… En los planes de Goebbels estaba previsto que en 1956 todo el territorio alemán sería vegetariano y no se podría ya ni vender ni comprar carne. Afortunadamente, el Reich de Hitler no duró tanto tiempo por lo que este proyecto no llego a concretizarse pero si que existe una amplia parte de la población alemana que ha adoptado un régimen alimenticio vegetariano, ¡además eso no les impide la ingestión de cerveza así que perfecto!

Para tener la mejor vista panorámica de Munich os aconsejo subir a una de las torres de la Iglesia de San Pedro, el Alte Peter (Viejo Pedro), la más antigua iglesia católica de Munich y fiel compañera de los muniqueses a lo largo de la historia. Desde sus terrazas se puede disfrutar de una vista espectacular sobre la plaza y su incesante ir y venir de turistas y autóctonos. Eso si, ¡ánimo que son 320 escalones!
También muy cerca de la Marienplatz podemos visitar la Frauen Kirche o Iglesia de las Mujeres, actual catedral de Munich, llamada “la catedral de las mujeres” porque dicen que las cúpulas de sus dos torres parecen pechos (!). Os dejo juzgar por vosotros mismos en vuestra próxima visita si se merece tal apelativo… El caso es que este edificio tiene una leyenda muy curiosa, dicen que el arquitecto, Jurg von Halsbach, contó con la ayuda del Diablo para conseguir levantar la iglesia y que este solo le puso una condición : el edificio no debía tener ni una sola ventana. Al final de la obra, el Diablo se asomó a la entrada y vio que, efectivamente, ni una sola ventana venía a romper la superficie de las naves laterales. Sin embargo, al poco tiempo, llegó a oídos del Diablo que había sido engañado vilmente por un pobre mortal así que volvió a la catedral pero esta vez se dio cuenta que, desde la puerta principal, los altos ventanales quedaban disimulados por los pilares que separan la nave principal de las naves laterales. Enfurecido por haber sido engañado, el Diablo desapareció no sin antes haber dejado la marca de su pie en el suelo al dar una fuerte patada de rabia. Huella que todavía podréis ver si visitáis Munich…

Desde allí, os aconsejo que os acerquéis (¡y os quedéis para toda la vida incluso!) en el Viktualienmarkt, es decir el “mercado de las vituallas” uno de los mercados más acogedores y auténtico de la capital bávara y seguramente de Alemania. Este mercado muy céntrico ofrece todo lo que uno puede comprar para cocinar en casa pero también una oferta muy amplia de los mejores productos de la gastronomía alemana para tomar dando una vuelta por los puestos. Allí se puede tomar el “Obadza” una mezcla muy curiosa de varios quesos con cebolla y pimentón que se sirve junto a los famosos bretzels, toda clase de salchichas, sobre todo la salchicha blanca (emblema de Munich) que hay que tomar antes de la 11h de la mañana y codillos churrascados servidos con la omnipresente ensalada de patatas. Todo ello por supuesto se puede tomar con una amplia jarra de cerveza a la sombra de los árboles del Biergarten (literalmente jardín para beber cervezas). En el centro del mercado unas largas mesas de madera acogen a todo aquel que quiera descansar un poco viendo el ajetreo del mercado. Y para los piensen que solo van a poder comer carne de cerdo y sus derivados, les recomiendo que se acerquen hasta el Nordsee (nada que ver con el de Bruselas) para ver el espectacular escaparate que ofrece este self service especializado en pescados y mariscos, desde sushis a ensaladas de mariscos pasando por brochetas de moluscos y pescado con salsa o rebozados, es un verdadero paraíso para los amantes de peces y mariscos. Tiene una presentación de los más esmerada y hasta yo, que soy una gran carnívora, probé algunos de los platos que ofrecían. ¡Todos buenissimos!
Aunque pueda parecerlo por mis comentarios, no solo hay puestos de comida en el mercado, también venden productos artesanales, decoraciones para el hogar, algunos artículos de ropa y, en Navidad, también muchas decoraciones para abetos hecho de madera labrada, telas decoradas o entramados de mimbre. También tienen puestos de flores todo el año que llenan la plaza de colores y olores lo que no viene nada mal para escapar un poco de la tentación de la comida! Y en medio de la plaza no puede faltar uno de los puntos de referencia más habituales de los pueblos de Baviera : el Maibaum que reina en medio del Biergarten. Es lo equivalente en Alemania a nuestra fiesta del 1 de mayo y se trata de levantar un poste, generalmente en el lugar más céntrico de la ciudad, habitualmente en los mercados que se adorna con los colores de Baviera y los escudos de las corporaciones artesanales de cada pueblo. Además esa costumbre al llegar la primavera es también la ocasión para el pueblo de lucir toda sus riquezas a nivel de gremios, talentos artesanos y cantidad de tiendas diferentes para que lo vea todo visitante que se acerque a sus calles.

Después de tanto picoteo, solo os puedo recomendar seguir el paseo hacia la Residenz. Construida en 1835 cómo la “modesta” residencia de los Wittelsbach, estos fueron transformándola durante los años en el palacio urbano más grande de Alemania, una lujosa residencia con diez patios y más de 130 habitaciones. Se puede visitar parte del complejo pero las estancias más interesantes me parecen las siguientes :
– El Teatro Cuvilliés : esta joya rococó se construyó entre 1751 y 1755 y a pesar de haber sido destruido casi totalmente durante la Segunda Guerra Mundial, ha sido totalmente restaurado y merece la pena visitarlo.
– El Antiquarium, seguramente una de las salas más impresionantes que he visto en un castillo, y estamos en la tierra de los Castillos de Luis II de Baviera. Esta estancia renacentista se construyó para albergar la antigua colección de frescos de Alberto V. Entrar en sus muros deja literalmente con la boca abierta cómo se puede ver en la foto que ilustra el post.
– El Tesoro : sobre todo interesante si os apetece saber algo más de la familia Wittelsbach ya que se trata en su mayoría de piezas recogidas por la familia y que empieza en 1565 durante la vida del Duque Alberto V. Se puede ver en esa colección las insignias reales y las joyas de la familia desde la Edad Media hasta el clasicismo.
Tomaros el tiempo de disfrutar de la visita y reservad unas cuantas horas para disfrutar al máximo de este edificio que recoge 4 siglos de arquitectura y de historia de la mayor familia de Baviera.

Si queréis seguir paseando, podéis pasear por la Neuhauserstrasse una de las calles más comerciales de Munich o la Kaufingerstrasse dos calles peatonales que se unen prácticamente en una y que acogen las tiendas de moda para jóvenes cómo Zara, HM, Esprit… o los almacenes de lujo Oberpollinger donde se oye sobre todo hablar ruso y árabe. También son calles que, cuando cierran las tiendas son el escenario favorito de cantantes de itinerantes y de grupos de actuación que merece la pena oír y ver porque suelen ser unos interpretes con mucho talento. Aunque si os toca en invierno quizás os apetezca más hacer shopping en las galerías subterráneas de Karlplatz, que al igual que en Montreal pretende ofrecer espacios comerciales bajo tierra muy animados para todo aquel que prefiera no pasar frío durante los duros inviernos alemanes.
¿Llevamos mucho tiempo sin beber ni comer verdad? Pues para terminar el día os propongo dos opciones, una muy popular y muy ruidosa y otra igual de popular pero bastante menos ruidosa.
La primera la Hofbrauhaus, proveedora desde 1589 de la Weissbier para la familia Wittelsbach según ordenes del mismisimo Duque Guillermo V de Baviera. Fue abierta al público en general en 1828 y la fábrica de cerveza propiamente dicha se traslado a la afueras de la ciudad. El hall principal puede recibir 1.500 personas y la sala del entresuelo a casi 1000 (¡cuando pienso que mi pueblo tiene 3.000 habitantes!) y ha sido la sede de numerosos acontecimientos históricos cómo la proclamación de República Soviética de Baviera en 1919 o la proclamación por Hitler de algunos de los puntos de su política que regiría el Partido Nazi hasta su prohibición. Hoy es una inmensa cervecería de tipo neo-gótico decorada con frescos y colores vivos que recibe una media de 35.000 personas al día, con música tradicional en vivo durante todo el día, comida típicamente bávara y su propia cerveza que sirven en jarras que asustan (¡por lo menos a mi!). Es un sitio que permite saber lo que es la Oktober Fest aunque no vayas y donde puedes ver a muniquenses cantando las canciones típicas del folklore bávaro, turistas que tratan de seguir el ritmo de la cerveza a duras penas mientrás todos comen unos platos contundentes que permiten afrontar cualquier visita de Munich. Como anécdota os diré que existe una réplica exacta de esta cervecería en Las Vegas : ¡ya sabemos que en Nevada lo kitsch no asusta a nadie!

La otra opción que os propongo es una cervecería igual de céntrica pero algo más acogedora porque aunque es grande se distribuye en una casa con varios pisos lo que permite separar los comedores en varios ambientes más reducidos es la Nürnberger Bratwurst Glöckl am Dom. Es de verdad un sitio muy acogedor con una decoración de madera y pequeñas mesas con manteles de cuadros que parecen sacados de la casa de la abuela. Aquí el plato estrella son las salchichas de Nuremberg, unas salchichas algo más pequeñas y finas que las habituales, muy sabrosas y que se hacen a la brasa. Se sirven con ensalada de patata o col fermentada y están realmente buenas aunque lo que yo os voy a recomendar ahora es dejaros un hueco (¡amplio!) para el postre porque es uno de los mejores que he tomado. Os tengo que contar primero que no me había dado cuenta al pedirlo que era para dos pero de todas formas, y desgraciadamente, no hay postre que se me resista por lo que tampoco me eche atrás cuanto me percate del error. Sin embargo cuanto llegó a nuestra mesa me di cuenta que no era para dos personas sino para dos bávaros : apareció de pronto una fuente del tamaño de una rueda de carro llena de algo parecido a una gran crêpe troceada mezclada con manzana caramelizada, almendras laminadas y pasas : un Apfelschmarr`n. ¡Pero que bueno estaba eso! Una delicia os lo prometo, menos mal que los otros 3 comensales me ayudaron un poco por cierto porque después de unas salchichas bávaras no me quedaba tanto sitio como pensaba en el estómago…
Bueno, aquí termina nuestro recorrido rápido por las calles de Munich, más adelante hablaremos del pasado nazi de la ciudad y de los monumentos y lugares que todavía podemos ver allí.